A medio día, cruzó el Arco Iris un perrito muy querido llamado Beau quien pasó los 17 años de su vida junto a su Humana.
17 años… Beau era la memoria de los eventos del pasado, de las alegrías y de las penas, y del tiempo que vuela… Era el vivo recuerdo de los que se fueron, de la familia que ya no está…
Era un perrito muy especial, de estos a quienes no les gusta estar en el regazo de su Humana, sino solo estar en su vida.
Comparto la infinita pena de mi amiga. Sé, y los que han tenido compañeros peludos también lo saben, lo difícil que es separarse de ellos.
Beau ya no era el mismo… Ya no quería salir de paseo, ya no podía caminar bien ni mantenerse erguido…
Para su Humana, verle así fue doloroso, y más difícil todavía fue tener que tomar la decisión de dejarle irse…
Todos somos iguales… No queremos que nos dejen, y peor es cuando nuestros amigos han permanecido siempre a nuestro lado en las buenas y en las malas…
Por qué ellos son así, nos quieren sin más, nos quieren cuando estamos hundidos, cuando estamos felices, cuando estamos sucios, si somos ricos o pobres… Nos quieren, sencillamente eso…
Esta mañana, Beau ya tenía la mirada fijada en los prados que se vislumbran cuando se está a punto de cruzar el arco iris. Él ya había vivido su vida aquí… Y le tocaba irse.
Se durmió para siempre arropado por el amor de su Humana, igual que había vivido. El amor no le dejó en ningún momento.
Su Humana tomó la más dura decisión: dejarle ir, ayudarle a cruzar el puente.
En la otra orilla le esperan Humanos y animales a los que él conoce. Beau ahora ya es un ángel, ahora ya no sufre.
Siento mucha pena hoy. No por Beau pues sé que está bien, sino por su Humana…
Si Beau hubiese podido hablar, estoy segura que le hubiese dicho a su querida Humana que no llore demasiado, y que su trabajo aquí no ha acabado. Que Ella es una rescatadora de animales, y que muchos aquí la necesitan y la esperan.
Siento mucha pena, pero también admiro la valiente Humana que supo lo qué tenía que hacer, a pesar del dolor.
No llores, Renée, Beau está feliz. Ya sabes que cuando se acabe nuestro viaje por esta tierra, los volveremos a ver…
Hasta entonces, toca continuar el periplo…
La mayoría de las cosas que has dicho, es lo que me paso a mi, hoy justo hace 3 años.
Es duro la perdida de un animal, es normal que llore, lo contrario sería lo anormal, pero pasado unos años, aunque no te acuerdes de el/ella a diario, eso no significa que la hayas olvidado. Es duro pero se le pasará. Todos mis apoyos para ella! Saludos!